Los cartílagos dañados no se pueden reemplazar. A esto se le une el hecho de que las personas viven durante más años. El desgaste y la artrosis son el resultado. Nuevos estudios muestran que la terapia convencional con ciertos micronutrientes, vitaminas y ácidos grasos omega 3 puede ser beneficiosa.
La falta de un mecanismo de reparación del cartílago una vez dañado fue verificado en el siglo 18 por el anatomista escocés William Hunter. La razón de esto se debe buscar principalmente en la función del cartílago:
Sólo el 5% de la masa del cartílago son condrocitos.
El 95% restante se trata de la matriz extracelular. Ésta contiene un contenido de agua del 70% y un 30% de sólidos. Entre éstos se encuentran los proteoglicanos tales como glicosaminoglicanos (como por ejemplo, el sulfato de condroitina). Frente a una artrosis se produce una degradación del cartílago.
Debido a que el cartílago perdido no se puede reemplazar, la denominada terapia conservadora tiene como objetivo apoyar la estructura del cartílago para inhibir los procesos inflamatorios que están asociados con el estrés oxidativo.
El ortopedista alemán Univ. Prof. Dr. Jörg Jerosch publicó en el «International Journal of Rheumatology» nuevos conocimientos y confirmó que la terapia convencional puede mejorarse significativamente a través de ingredientes activos adicionales.
¿Qué ocurre en las articulaciones?
El desgaste simplificado conduce a la irritación mecánica y a una inflamación. Estos procesos inflamatorios causan un trastorno del metabolismo del cartílago y de su degradación. Los llamados «agentes del cartílago» protegen las estructuras mediante la promoción del desarrollo y la estabilización del tejido cartilaginoso. Se habla en este contexto de un efecto condroprotector o cartílago protector, que también ralentiza los procesos inflamatorios.
El sulfato de condroitina y el ácido hialurónico protegen contra la inflamación.
El sulfato de condroitina o el ácido hialurónico son un ejemplo de estos agentes del cartílago. Éstos actúan frente a una enzima llamada elastasa. Esta einzima descompone la elastina que estabiliza las funciones del cartílago. El estrés oxidativo y la inflamación estimulan y promoven la perjudicial elastasa.
El tratamiento conservador para tratar la artrosis incluye nutrientes, tales como el sulfato de condroitina, el ácido hialurónico y la glucosamina. Jerosch demostró, con cierto éxito, que este concepto se puede optimizar.
¡Es posible!
El estrés oxidativo y la inflamación están estrechamente relacionados. Por lo tanto, la lucha contra el estrés oxidativo tiene efecto inhibidor sobre los procesos inflamatorios tales como la estimulación de la elastasa destructora del cartílago. Las vitaminas C y E y otros micronutrientes tales como los elementos traza como el selenio, el manganeso o el cobre promueven la formación de nutrientes para el cartílago (tales como los glicosaminoglicanos), no sólo importantes para la formación del tejidol del cartílago, sino que también inhiben la elastasa y su acción destructiva.
Por lo tanto, Jerosch ve en estas vitaminas y elementos traza la oportunidad de mejorar los tratamientos conservadores convencionales.
Los ácidos grasos omega 3 ofrecen un impulso adicional en la lucha contra la inflamación.
¡Pero eso no es todo! Hay una mayor probabilidad de optimización – con ciertos ácidos grasos omega 3 (EPA y DHA). Estos ácidos grasos son capaces de desplegar un efecto anti-inflamatorio.
Así lo mostró un estudio alemán realizado con 177 participantes con artrosis severa de cadera. Los marcadores inflamatorios se redujeron hasta en un 12%. Esto se compara con el tratamiento conservador sin la adición de ácidos grasos omega 3. Un enfoque terapéutico que tiene sentido para todos los procesos inflamatorios crónicos.
Como resultado, se puede confiar en la terapia conservadora moderna con la aplicación de sustancias activas convencionales, tales como el sulfato de condroitina o el ácido hialurónico. Sin embargo, la aplicación de vitaminas C y E, así como selenio, manganeso, cobre y ciertos ácidos grasos omega 3 pueden mejorar el tratamiento frente a un proceso degenerativo.