Madres y futuras madres quieren lo mejor para sus hijos, por ello se debe prestar atención a una dieta equilibrada durante el embarazo y la lactancia.
El DHA,importante para el desarrollo del feto y de los niños, juega un papel en órganos como los pulmones, el corazón, el cerebro, el sistema nervioso y todos los sistemas orgánicos.
El ácido docosahexaenoico (DHA) juega un papel importante. Detrás de esta palabra se esconde el ácido graso omega 3, que es esencial para el desarrollo del feto y del niño pequeño. Descubra más sobre estos ácidos grasos esenciales aquí.
Las posibilidades de desarrollo que tiene un niño en el futuro se determinan durante el embarazo. Los genes dictan qué habilidades y qué características tendrá el niño. La formación del pulmón y del corazón, la maduración del cerebro y el sistema nervioso y el desarrollo de todos los sistemas orgánicos, sin embargo, se determina por factores internos y externos.
Aquí es donde entran en juego los micronutrientes, especialmente el DHA. Desde el comienzo del embarazo, especialmente desde el tercer trimestre del embarazo, el feto depende cada vez más del suministro de DHA. El grado de importancia que este suministro tiene para el organismo del pequeño se puede determinar a partir de las investigaciones de la sangre del cordón umbilical. A diferencia del suero materno, el del niño tiene un 35 a 40% más de contenido de ácidos grasos poliinsaturados, especialmente de DHA.
El consumo suficiente de DHA reduce el riesgo de nacimiento prematuro, hipertensión, diabetes gestacional y depresión.
Incluso después del nacimiento, el suministro de ácidos grasos omega 3 a través de la leche materna es esencial para el desarrollo infantil. La madre también se beneficia de tal suministro. El bienestar materno aumenta de ese modo. Menos complicaciones durante el embarazo y un menor riesgo de depresión post-parto y nacimiento prematuro, hipertensión arterial y de diabetes gestacional son razones clave para el suministro adicional de DHA.
Se recomienda una ingesta mínima de 200 mg de DHA al día para las madres embarazadas o madres que han dado recientemente a luz. Peces de agua fría como el atún y el salmón son algunos de los peces que contiene ácidos grasos omega 3. Una dieta basada en estos pescados dos veces a la semana representan una cantidad básica de este micronutriente.
Por razones de precaución, la ingesta no debe excederse ya que los pescados pueden liberar contaminantes. Para un suministro mejorado, también se puede echar mano a algas y aceites de pescado de calidad probada.
El aceite de pescado nos hace más inteligentes
Un estudio noruego reunió a más de 300 embarazadas a partir de la semana 18 de embarazo. A éstas se les dió 1.200 mg de DHA, 800 mg de EPA / día. También reunieron a mujeres en periodo de lactancia a las que también se les dió esta dosis durante 3 meses después de dar a luz. Se descubrió que el cociente intelectual de los niños de 4 años cuyas madres consumieron aceite de pescado era unos 4 puntos más que aquellos niños cuyas madres sólo recibieron aceite de maíz.
Además, un estudio estadounidense encontró que los niños lactantes cuyas madres tienen niveles más altos de DHA en la sangre tienen mucha mejor capacidad de atención a la edad de 5 años. Incluso cuando se usa frente al TDAH, estos valores han demostrado tener éxito (lea más aquí).
Especialmente los niños lactantes con buenos niveles de DHA tienen un mejor sueño, lo que indica la presencia de un sistema nervioso central maduro. Puede encontrar más información sobre los ácidos grasos omega 3 y la calidad del sueño para los niños aquí.
Otras habilidades se desarrollan mejor con un buen suministro de DHA. Alrededor de 8.000 niños británicos hasta la edad de 8 años, cuyas madres consumieron durante el embarazo más DHA en forma de pescado rico en grasas, cortaron mejor en términos de comportamiento social, habilidades motoras e inteligencia lingüística. Más información en este artículo.